Equipamiento necesario

Equipamiento necesario

Hoy os detallamos el equipamiento necesario para adaptar lentes esclerales. Si todavía no habéis empezado adaptar lentes de contacto esclerales pero queréis hacerlo, os resultará de gran interés esta información. Empecemos por la elección de la lente. Existen dos métodos de adaptación de lentes esclerales, de forma empírica y con caja de prueba. 

Forma empírica

Si adaptamos lente esclerales empíricamente es imprescindible conocer la sagita del segmento anterior ocular para el diámetro de la lente a adaptar. El equipamiento necesario pasa por disponer de un perfilómetro escleral o en su defecto un OCT  de polo anterior o sistema de Scheimpflug. También se puede calcular a través de moldes de impresión. Pero debido a su difícil adquisición y alto costo, lo más frecuente es adaptar lentes esclerales con cajas de pruebas.

Caja de pruebas

El uso de cajas de pruebas permite la visualización de la lente directamente y realizar cambios “in situ” durante la adaptación. A la hora de seleccionar una caja de pruebas se deben tener en cuenta varios aspectos. Hay muchos diseños y cada uno de ellos puede aportar diferentes soluciones para una misma situación. Se aconseja adquirir una caja de pruebas únicamente y trabajar todas las posibilidades que ofrece ese diseño elegido en profundidad. Solo tras completar la curva de aprendizaje y una vez que nos sintamos cómodos durante la adaptación, se recomienda adquirir otra caja de pruebas diferente. La disponibilidad de diferentes diámetros, la capacidad de incluir diseños tóricos o multifocales, la gestión de superficies prolatas y oblatas, la posibilidad de realizar microvaulting o muescas periféricas y todas las demás posibilidades futuras (control de aberraciones, etc.) nos ayudarán a elegir un diseño u otro. Aunque no es objeto de este curso, entendemos que existen otras variables para elegir una lente u otra como es la rapidez y precisión durante la fabricación, y la relación personal con el fabricante/distribuidor, entre otros.

Lampara de hendidura

Para la visualización de la lente es necesario el uso de lámpara de hendidura. La lámpara de hendidura debe tener aumentos suficientes para poder realizar la técnica de comparación del menisco lagrimal con la lente de contacto fácilmente. Los aumentos recomendables para ello varían entre 25x y 40x ya que con menos aumentos la interpretación del grosor de la bóveda se vuelve más difícil. La lámpara debe incluir filtro azul cobalto para su uso con fluoresceína (imprescindible el uso de filtro wratten para visualizar correctamente la fluorescencia de la fluoresceína).

Para comparar el espesor del menisco lagrimal (en verde por la fluoresceína) con el espesor de la lente escleral necesitamos usar aumentos. Siempre que usemos fluoresceína con filtro azul cobalto debemos colocar el filtro amarillo wratten frente al ocular para aumentar el contraste y eliminar la luz azul.

También se pueden utilizar fuentes puntuales de luz o lámpara de Burton para realizar una valoración rápida de la adaptación y comprobar, por ejemplo, si existen burbujas tras la inserción de la lente. 

Al adaptar lentes esclerales tóricas necesitamos medir el ángulo de giro de la lente. En caso necesario se debe calibrar la horizontalidad de la fuente de captura.

Ventosas

Para la inserción y extracción de las lentes esclerales debemos disponer de diferentes ventosas. Para la inserción usaremos una ventosa grande específica para lentes esclerales (también válida para lentes híbridas y semiesclerales). Esta ventosa dispone de una copa de gran tamaño sobre la cual se coloca la lente escleral, estabilizándola para su inserción en el ojo. Estas ventosas pueden ir ventiladas o no. La ventilación evita el efecto de succión que puede tener este tipo de ventosa sobre la lente y que dificultan su colocación, ya que el paciente puede tener dificultad en poner la lente y “apretar” la ventosa a la vez para eliminar esa succión.

Las ventosas de inserción suelen venir sin ventilación en su parte posterior. Si la lente escleral se queda pegada a la ventosa, debemos evitar la succión de esta sobre la lente, cortando la parte inferior.

Para la extracción de la lente se utilizan dos tipos de ventosas, la clásica ventosa de lentes RGP o la ventosa de 45o. La ventosa clásica RGP no debe estar ventilada, ya que precisamente nos interesa esa succión sobre la lente escleral para poder quitarla del ojo.

Para finalizar, necesitamos una serie de material extra de uso habitual en gabinetes. Es necesario disponer de un espejo en posición horizontal (a ser posible retroiluminado) en el gabinete de contactología para el adiestramiento del paciente durante la fase de aprendizaje para poner y quitar las lentes. No debemos olvidar tener preparado suero fisiológico monodosis, capa protectora y/o servilletas de papel, fluoresceína y los sistemas de mantenimiento de lentes esclerales.

Si te ha surgido alguna duda, puedes ponerte en contacto con nosotros, el Profesor Diego López Alcón las resolverá.

Métodos para la inserción de sus lentes

Hoy vamos a ver cómo colocar las lentes esclerales por parte del paciente. Os daremos métodos para la inserción de sus lentes. El paciente debe ser autónomo en el manejo de las lentes esclerales. Debe ser capaz de poner y quitar la lente con precisión y seguridad. Y tiene que demostrarlo. Sería una negligencia entregar una lente sin la seguridad de que va a ser capaz de actuar correctamente ante la aparición de cualquier problema. 

Comprobaciones previas

Antes de colocar la lente, el paciente debe ser instruido en la inspección de la lente y los ojos. Debe saber comprobar que el estado de limpieza es el correcto. La lente siempre debe ser aclarada con suero fisiológico sin conservante antes de su inserción. Este es el momento en el que debemos asegurarnos de que la lente está totalmente limpia y no sufre ninguna rotura. Buscar una posición cómoda, ya sea de pie o sentado (silla que se pueda nivelar en altura), en frente de una mesa que no sea demasiado alta.

Inserción

El método para insertarse uno mismo lentes esclerales es básicamente el mismo que el utilizado por el profesional, solo que el paciente debe tener la capacidad de mantener la posición inclinada mirando al espejo y los dos ojos abiertos al mismo tiempo. El paciente puede introducir la lente con el sistema de tres dedos (trípode), con dos dedos o con la ventosa. 

Método 1: Trípode

Para elegir entre un sistema u otro tendremos en cuenta la capacidad que tiene el paciente de mantener los párpados sujetos. Si le es complicado sujetar los párpados, evitaremos el sistema trípode, ya que no deja demasiada libertad en la mano que sostiene la lentilla para ayudar en la tarea. En esta técnica el paciente tendría que sujetar los párpados con las dos manos.

Método 2: Dos dedos o ventosa

Para colocarse las lentes esclerales con dos dedos o con la ventosa podemos utilizar el dedo anular para sujetar el párpado inferior y con la otra mano sujetar el párpado contrario por encima de la cabeza. Esto es importante, ya que si sujetamos el párpado superior cruzando la mano por delante de la cara, taparemos la visión del otro ojo. En la mayoría de los casos la visión del otro ojo es fundamental para obtener mayor precisión. Para ayudarlo a mantener la fijación en el espejo podemos pegar una pegatina o pintar un punto que sirva de referencia al paciente para mantener la mirada quieta.

Si el paciente tiene dificultad en insertar la lente y abrir los párpados, a la vez existen sistemas sobre los cuales se coloca la lente y así el paciente solo tiene que centrarse en sujetar los párpados y acercar el ojo a la lente (que no al revés). Al estar la lente en un soporte, el paciente solo presta atención a sujetar los párpados y acercar el ojo hacia la luz.

Cuando trabajamos con diámetros muy grandes (>17-18 mm) o cuando la hendidura palpebral es muy pequeña para introducir la lente primero hay que hacerlo bajo el parpado superior y por último bajo el párpado inferior.

Tras insertar la lente, el paciente debe comprobar que no hay burbujas bajo la lente. Si existiera alguna y tuviera un gran tamaño se notaría inmediatamente, ya que provoca incomodidad y sobre todo mala visión. La dificultad estriba en comprobar que no hay burbujas de pequeño diámetro, el paciente debe mirarse al espejo siempre para buscar burbujas incluso bajo el párpado superior.

Lo mejor para ganar confianza en el manejo de la técnica es la práctica. Con el tiempo ganará confianza y tendrá más destreza. 

Esperamos que os hayan resultado útiles estos métodos para la inserción de sus lentes. Si tienes alguna duda, déjanos tu consulta en comentarios y el profesor Diego López te responderá.

Aniridia y lentes esclerales

La aniridia y las lentes esclerales pueden ir de la mano. La aniridia es una patología congénita, hereditaria, crónica y, dependiendo del grado, puede llegar a ser invalidante. La incidencia de la aniridia es de una persona afectada por cada cien mil nacidos. 

¿Cómo afecta la aniridia?

El término significa “sin iris”. Se caracteriza por la falta parcial o total del iris en ambos ojos y gran fotofobia. Es frecuente que vaya asociada otras patologías visuales más comunes como cataratas, glaucoma, degeneración corneal, subluxación de cristalino, nistagmus de fijación, estrabismo, ptosis parpebral, …

Todas las personas que conviven con aniridia presentan una agudeza visual muy reducida y una gran fotofobia. Si bien el diagnóstico es relativamente sencillo, pues el síntoma evidente de una persona que nace con Aniridia es la falta total o parcial de iris. El pronóstico es bastante más complejo de concretar, y cada uno de los ojos puede, con toda seguridad, presentar situaciones distintas de partida, por lo que la evolución dependerá de esta.

La Aniridia no se cura, sino que se controla y se tratan aquellas alteraciones oculares asociadas que van apareciendo a lo largo de la vida. Son tratamientos que controlan la evolución de dichas alteraciones. Frenan y controlan el deterioro del resto visual, consiguiendo, en la medida de lo posible, una buena calidad de vida.

La mala visión del paciente con aniridia es consecuencia del mal desarrollo de distintas estructuras oculares como la fóvea o el nervio óptico, y es muy difícil mejorarla.

Una lente de contacto no mejora la visión de una persona con aniridia. En todo caso, lo que haría sería que la persona se sintiera algo más cómoda, pues la entrada de luz está más restringida. Esto no significa mayor agudeza visual nunca.

Hasta el momento, se recurre a las lentes terapéuticas tras operaciones derivadas. Consiste en una lente transparente, sin corrección, cuya función es la de proteger la córnea del exterior tras una intervención quirúrgica, para conseguir la cicatrización de posibles úlceras o procesos degenerativos de la córnea. A todos los efectos, consiste en un apósito. Sustituye, a veces, la oclusión total del ojo y la coloca y retira un profesional.

Lente de contacto inteligente: una prometedora herramienta terapéutica en aniridia

La calidad óptica en pacientes con aniridia está limitada por la magnitud de las aberraciones de alto orden. El diseño de lente de contacto escleral convencional corrige de forma precisa el desenfoque, pero no es capaz de compensar las aberraciones oculares de alto orden, especialmente la aberración esférica en ojos sin iris. Los últimos estudios demuestran, por medio de simulaciones ópticas, el concepto de una plataforma inteligente de iris artificial encapsulada en una lente de contacto escleral y su posible aplicación en pacientes con aniridia.

Estas herramientas permiten generar modelos de ojo de aniridia y evaluar distintas métricas de calidad visual y de iluminación retiniana en función de la apertura del iris artificial. Para ello, utilizaron la técnica de imagen de OCT para medir la geometría del segmento anterior en un paciente con aniridia y, a partir de esos datos, generaron el modelo de ojo. Calcularon las aberraciones oculares y evaluaron la función visual del modelo de ojo.

El diseño de lente de contacto inteligente basada en iris artificial permite compensar prácticamente la totalidad de las aberraciones de alto orden con un control activo del diámetro pupilar en función de la iluminación ambiental. Además de minimizar las aberraciones de alto orden, al reducir el tamaño de pupila se aumentaría la profundidad de foco. Los resultados demuestran una mejor calidad visual y una disminución de la iluminación. Ahora solo falta desarrollar la lente

¿Existen riesgos?

Sin embargo, hay que tener en cuenta los riesgos que conlleva usar lentes de contacto en personas con Aniridia. La lente de contacto es un elemento de erosión para una córnea, potencialmente sensible.

Estas sufren, de forma congénita, cierto déficit de regeneración de células madre corneales, y una lente de contacto es un cuerpo extraño en contacto con dicha superficie ocular, por lo que podría agravar este déficit. ¿Podrían ser las lentes esclerales una opción para pacientes con aniridia?

La evidencia científica es muy limitada respecto a la adaptación de lentes esclerales en casos de aniridia. Además existe la dificultad en el proceso de fabricación de lentes esclerales con el iris pintado para que la protección frente a la luz sea duradera en el tiempo. 

Es un tema realmente interesante que estamos seguros seguirá evolucionando en los próximos años. 

Ahora toca hacer balance riesgo – beneficio. Si tienes dudas acerca de la aniridia y lentes esclerales, o de la adaptación de lentes esclerales en general, no dudes en ponerte en contacto vía email o redes sociales. El profesor Diego López estará encantado de ayudarte.

Espacio entre lente y córnea

¿Qué es la bóveda corneal?

Vamos a hablar del espacio entre lente y córnea que definimos como bóveda corneal, abovedamiento corneal, separación corneal o menisco lagrimal. Es precisamente la gran ventaja de las lentes esclerales en comparación con las lentes RGP de pequeño diámetro. Las lentes esclerales deben cubrir la córnea en toda su extensión sin tocarla. Se debe formar una bóveda entre la lente y la córnea. Por ello debemos saber en todo momento cuál es la separación que existe entre ambas estructuras. Si la separación es excesiva, podríamos tener complicaciones por una mala adaptación.

Es imprescindible controlar esta separación de forma precisa. Una excesiva separación podría afectar a la estabilidad de la lente e incluso al aporte de oxígeno. Por otro lado, si la separación es escasa, podríamos provocar trauma corneal por excesivo contacto. En un estudio realizado por Langis Michaud en 2012 se estimó que la separación ideal necesaria entre la lente y la córnea debería ser de 200 um. Para un espesor central de 250 um y un Dk de la lente mayor de 150 unidades. Si esta es la situación ideal, sería de esperar que separaciones mayores de esta cantidad reduzcan el aporte de oxígeno significativamente. Vicente Compañ en 2014 estimó la separación máxima lente-córnea obteniendo un resultado teórico de 150 um. El espesor de la lente de 200 um para un dk de 125. Según este estudio, la difusión de oxígeno está asegurada por debajo de estos valores. Estos resultados son algo más bajos que los propuestos por Michaud.

¿Como valorar esta separación?

Existen varias técnicas para comprobar la separación entre la lente y la córnea. 

1ª Técnica: Fluoresceína

La primera y más básica consiste en instilar fluoresceína y comprobar que no hay toque en la córnea. Para esta técnica los aumentos de lámpara de hendidura deben ser bajos y se debe utilizar el filtro azul cobalto de la lámpara y filtro amarillo sobre la parte posterior del sistema óptico de la lámpara para aumentar el contraste. Como todos sabemos, un apoyo de la lente sobre la córnea será visto como una zona negra al evaluar el fluorograma debido a la ausencia de fluoresceína. Por lo que el objetivo de esta técnica será evaluar posibles zonas oscuras de una forma relativamente fiable. Esta técnica tiene una limitación demasiado importante, ya que se puede dar el caso de que la separación entre la lente y la córnea sea menor de 20 um. En este caso no somos capaces de percibir el leve brillo de la fluoresceína. Tendremos la sensación de que hay toque cuando realmente no existe como tal. En cualquier caso, solo es útil para saber si la lente toca la córnea o no. 

2ª Técnica: Sección óptica

La segunda de las técnicas para evaluar la separación lente-córnea es utilizar una sección óptica con luz blanca en la lámpara de hendidura. Instilando previamente a la inserción unas gotas de fluoresceína sobre el suero fisiológico de la lente. Con esta técnica observaremos la separación entre la lente y la córnea de color verde (debido a la fluoresceína) y la compararemos con otra separación de espesor conocido. Podemos asumir que el grosor medio corneal central es de 550 um. Así, al comparar una distancia (lente-córnea) con la otra (espesor corneal) podemos hacernos una idea relativa de cuanta separación existe. En este supuesto cometemos un error muy importante. No todas las córneas tienen la misma paquimetría y además, la paquimetría aumenta conforme nos acercamos al limbo, por lo que no es uniforme completamente. Mucho menos si nos encontramos con casos como el queratocono. El espesor en el ápex corneal se puede ver dramáticamente reducido en los grados más avanzados de la enfermedad. Por lo que debemos ser cautos al utilizar esta referencia (córnea) debido a su gran variabilidad. Para evitar esta limitación es aconsejable comparar la bóveda entre la lente y la córnea con el espesor de la lente de contacto, en vez de con la córnea. Utilizaremos para ello la misma técnica de iluminación que si quisiéramos comparar con la córnea. Pero ahora nos fijaremos en las líneas de la cara anterior y posterior de la lente situadas en la parte más anterior. Dependiendo de un fabricante u otro, el espesor central de la lente escleral podrá variar entre 250 um y 400 um. Nada más fácil que contactar con el fabricante para que nos informe de este dato. Así podremos utilizar esta referencia con mayor fiabilidad debido a su estabilidad y precisión.

3ª Técnica: OCT

El tercer método para la evaluación de la bóveda corneal es mediante OCT. Sin duda, una de las técnicas más precisas que podemos utilizar en la práctica clínica hoy en día. La tomografía ocular permite una medida directa de la separación lente-córnea con un error totalmente asumible. No solo es útil para comprobar la bóveda, sino también para controlar el espesor de la lente.

¿Cómo valorar la estabilidad de la adaptación? 

Las lentes esclerales deben, por tanto, quedar separadas de la córnea unas 200 um aproximadamente (150 um como mínimo). Pero, ¿puede variar esta separación a lo largo del día?. En un estudio realizado por la Pacific University (2012) adaptaron varias lentes esclerales y calcularon la diferencia en la separación entre la lente y la córnea justo al insertar la lente y pasadas 8 horas. Los resultados mostraron una disminución en el abovedamiento de aproximadamente 100 um. Es decir, al adaptar lentes esclerales debemos dejar inicialmente una separación mayor de la que realmente buscamos como aceptable. Con el uso, la lente se acercará al ojo.

Las lentes esclerales necesitan tiempo para asentarse. Debemos esperar unos 20-30’ para realizar la primera valoración. Posteriormente, volver a revisar al paciente con entre 4 y 6 h de uso para comprobar la disminución de sagita que debemos esperar. Normalmente, dejaremos las lentes de prueba para valorar la adaptación antes de pedir las lentes definitivas. Si obtenemos una sobrerefracción muy alta y el paciente necesita ausentarse, podemos colocar una lente hidrofílica sobre la lente escleral con la sobrerefracción obtenida. Así, el paciente se sentirá más cómodo durante este periodo de prueba.

Esto debemos tenerlo en cuenta al realizar revisiones de seguimiento y asegurarnos de que con el uso se siguen cumpliendo los requisitos de separación mínima lente-córnea. En el caso de que tengamos que aumentar la bóveda, elegiremos la sagita inmediatamente superior o el siguiente radio más cerrado.

Si tienes dudas acerca de la adaptación de lentes esclerales, no dudes en ponerte en contacto vía email o redes sociales, el profesor Diego López estará encantado de ayudarte.

Dudas comunes de no usuarios I

Ya conocéis las lentes esclerales, pero hay una serie de dudas comunes de no usuarios que hoy vamos a desarrollar.

Como ya sabes, las lentes de contacto esclerales son una de las alternativas de elección para corregir diferentes defectos visuales. Tienen la ventaja de que permiten la independencia de las gafas, cubren altas graduaciones y se adaptan a diferentes córneas mejorando así la calidad visual. Pero, si aun así, tienes dudas, hoy te respondemos a algunas de las más frecuentes.

Nunca encontré una lente de contacto que me resultara cómoda 

En el caso de las lentes de contacto esclerales, su adaptación difiere respecto al resto de lentillas. Así, por ejemplo, las lentes convencionales se adaptan sobre la córnea. Sin embargo, las lentes de contacto esclerales, como su propio nombre indica, se adaptan sobre la esclera del paciente. Por dicho motivo, al ser su diámetro más grande, aporta mucha más comodidad. Las lentes esclerales son una alternativa para aquellas personas que tienen intolerancia a otras lentes de contacto. De hecho, cuando no puedes usar lentes blandas, las lentes rígidas son las más recomendables.

Probé lentes de contacto rígidas convencionales y son muy incómodas, las esclerales son iguales

Las lentes esclerales son unas lentes rígidas que, a diferencia de las tradicionales, se apoyan sobre la esclera y no sobre la córnea. Por dicho motivo, además de mejorar la calidad visual, proporcionan mayor confort al paciente. Comodidad que repercutirá en todas las tareas cotidianas realizadas en el día a día.

No tolero las lentes de contacto por qué tengo ojo seco

Las lentes esclerales, por su mayor diámetro, permiten que la lágrima se mantenga durante más tiempo. Ello retrasa la evaporación de la lágrima, por lo que mejora la calidad visual del paciente. Pero, sobre todo, evita la incomodidad, molestias y el ojo rojo. Por todo esto, son la mejor opción para pacientes con ojo seco.

Tengo queratocono e intenté adaptar lentes de contacto rígidas, pero me resultan muy molestas

Cómo las lentes de contacto esclerales no apoyan sobre la córnea son recomendables para mejorar la visión en el queratocono. Su adaptación mejorará el confort al llevar las lentes de contacto, y además la visión del paciente. De hecho, es una de las aplicaciones clínicas de las lentes de contacto esclerales.

Pronto tendréis una segunda parte de «Dudas comunes de no usuarios». Mientras tanto, si tienes más cuestiones acerca de estos temas o en otros casos, déjanos tu consulta en comentarios y el profesor Diego López te responderá.

Enfermedad de Graves y lentes esclerales 

La enfermedad de Graves es un trastorno autoinmune que se conoce más comúnmente como hipertiroidismo. Esta enfermedad se define por el aumento de la síntesis de la glándula tiroides y la producción de la hormona tiroidea.

Las hormonas tiroideas afectan a muchos sistemas orgánicos, por lo que los signos y síntomas de la enfermedad de Graves pueden ser muy variados. Aunque puede afectar a cualquiera, es más común entre las mujeres. Alrededor de 1/2000 mujeres por año se ven afectadas por la enfermedad de Graves y ocurre de 5 a 10 veces menos en los hombres. Tiene un inicio máximo entre los 40 y los 60 años de edad. 

Cómo afecta la enfermedad de Graves

Los pacientes con enfermedad de Graves a menudo presentan fatiga, debilidad, intolerancia al calor, pérdida de peso, taquicardias o temblores. A nivel ocular, pueden presentar oftalmopatía; una de las características clínicas principales y potencialmente graves.

Los pacientes con oftalmopatía de Graves pueden ser muy difíciles de manejar debido a la naturaleza compleja de la presentación de su enfermedad. Estos pacientes pueden presentar una variedad de hallazgos oculares que incluyen: retracción palpebral, hinchazón periorbitaria y palpebral, quemosis, hiperemia conjuntival, proptosis, neuropatía óptica, miopatía restrictiva, queratopatía por exposición y/o queratoconjuntivitis seca. Aproximadamente el 60 % de los pacientes con enfermedad de Graves desarrollan oftalmopatía de Graves y el 85 % de los pacientes con oftalmopatía de Graves presentan enfermedad de la superficie ocular.

Fases y tratamiento de la oftalmopatía de Graves

La oftalmopatía de Graves cursa en dos fases que son relativamente independientes de la función tiroidea: una primera fase llamada fase activa y otra segunda fase conocida como fase inactiva o fibrosis. 

Los objetivos principales del tratamiento de la enfermedad de Graves se centran en reducir la cantidad de hormonas tiroideas que produce el organismo y disminuir la gravedad de los síntomas. 

El tratamiento de la oftalmopatía dependerá fundamentalmente de la fase en que se encuentre la enfermedad y del nivel de afectación ocular que tenga el paciente.

En el inicio de la enfermedad se aconsejan medidas de protección del ojo, como pueden ser gafas de sol, uso de lágrima artificial, y gel humectante por las noches. A veces conviene utilizar un antifaz para dormir para evitar la erosión de los ojos por exposición.

En su fase activa se controla con corticoides y, en casos más severos, se hace necesaria también cirugía. Esta siempre tendrá lugar en la segunda fase.

Lentes esclerales y oftalmopatía de Graves

Los diseños de lentes esclerales han sido importantes en el tratamiento de córneas irregulares y regulares, y en el tratamiento de enfermedades de la superficie ocular.

Los pacientes con oftalmopatía de Graves suelen presentar una alteración avanzada de la superficie ocular que puede provocar complicaciones e irregularidades en la córnea. Estos pacientes, que a veces también requieren corrección refractiva, pueden tener dificultades para lograr una calidad de visión aceptable con los tratamientos tradicionales. Aunque las lentes de contacto de diámetro más pequeño funcionan bien para muchos pacientes, su capacidad de depósito de lágrimas es limitada, sin embargo, las lentes de contacto esclerales pueden producir un depósito de lágrimas mucho mayor, lo que reduce la alteración mecánica de la superficie ocular. 

Cuando la córnea se vuelve más irregular, el proceso de ajuste se vuelve más complejo. Una lente escleral está especialmente indicada en córneas irregulares para crear una superficie refractiva más suave y evitar la presión sobre el vértice corneal, minimizando así la cicatrización. Incluso con la máxima terapia tópica y sistémica, las condiciones oculares de estos pacientes pueden ser difíciles de manejar. Con la opción de diseños de lentes esclerales, los pacientes ahora tienen la opción de proteger la córnea y ofrecer una mejor visión. Los lentes de contacto esclerales permiten un ajuste y una visión exitosos y cómodos en pacientes con córneas complejas. Estas lentes también sirven como reservorio de líquido pre corneal que brinda corrección óptica mientras rehabilita la superficie ocular.

Consulta a tu contactólogo de confianza para que realice un estudio de tu córnea y esclera. Este elegirá la lente escleral personalizada más conveniente para ti.

Solución salina y suero fisiológico

Solución salina y suero fisiológico, ¿es lo mismo? Seguramente has oído hablar de la solución salina y del suero fisiológico. Incluso, en determinados contextos, han tratado a ambos productos por igual, pero no son exactamente lo mismo.

Diferencias

Una solución salina se compone de cloruro de sodio, sal común, disuelto en agua destilada, en porcentaje variable.

Sin embargo, el suero fisiológico se trata de una solución estéril de cloruro de sodio al 0,9% en agua. Es decir, la proporción de esta disolución es de 9 g de cloruro sódico por cada litro de agua. La particularidad de este suero es que es una sustancia isotónica en la sangre, lo que significa que su concentración de sal es igual a la de nuestra sangre. Esta particularidad hace del suero fisiológico un importante aliado en todos los ámbitos de la medicina.

Aplicaciones

Aunque originalmente se inventó para la investigación científica, su uso se ha extendido para muchas aplicaciones clínicas como por ejemplo:

  • La rehidratación de pacientes que sufren deshidratación.
  • Soporte para la aplicación intravenosa de medicamentos.
  • Sustituto de la sangre cuando los niveles son bajos.

En cuanto a sus aplicaciones a nivel ocular, su principal función es ayudarnos a mantener una buena higiene ocular. También se utiliza para hidratar el ojo si una persona no puede producir lágrimas de forma natural, aunque para este uso tenemos mejores opciones como explicaremos al final.

Gracias a su inocuidad y seguridad, suele recomendarse para la limpieza de los ojos. Nuestra vista es muy sensible a factores externos, sin embargo, el suero fisiológico para los ojos no los irrita ni los daña. Aunque, cabe señalar que algunas personas pueden presentar reacciones de irritación e inflamación local debidas a hipersensibilidad. 

En resumen, una solución salina puede tener distintas concentraciones de sal, de manera que sea: hipertónica, cuando la concentración de sal es superior a la fisiológica, o isotónica, cuando la concentración de sal es similar a la fisiológica, 0,9%. En este caso estamos hablando de suero fisiológico.

No confundir ninguna de las dos soluciones con las lágrimas artificiales. Estas son un producto fabricado para solventar el problema de la sequedad ocular. Se trata de una composición muy similar a la lágrima natural para evitar molestias en los ojos como el síndrome de ojo seco severo. 

Medidas de polo anterior para lentes esclerales

Medidas de polo anterior para lentes esclerales

Una de las principales limitaciones a la hora de adaptar lentes esclerales, ha sido la escasez de datos en la toma de medidas de polo anterior para lentes esclerales. La escasa información existente para describir de forma exacta el segmento anterior del ojo. Hasta ahora, la información más detallada de la superficie ocular era obtenida a partir del topógrafo. La topografía corneal es una prueba diagnóstica, no invasiva, que se utiliza para conocer las características de la córnea. Con este método, medimos la curvatura y la forma de la superficie anterior de la córnea, basado en el análisis computarizado de las imágenes obtenidas por videoqueratoscopia. Aunque estos datos son realmente precisos, la información para la adaptación de lentes esclerales es incompleta, ya que no aporta todos los datos necesarios.

El tamaño máximo de una lente escleral está definido por la posición de la inserción de los músculos extraoculares sobre la esclera respecto al limbo.
Cada ojo es diferente, y los diseños de las lentes esclerales pueden variar para amoldarse a las características individuales de forma, tamaño y profundidad ocular. Por ello, cuanta más información tengamos de esta estructura ocular, más precisa será la adaptación de las lentes. Como hemos dicho, una topografía solo corneal no es suficiente.

La topografía ha ido evolucionando durante los años en diferentes aspectos. Ahora, es posible la medición del contorno esclerocorneal y la profundidad sagital. Esto puede ayudar a predecir la profundidad y la forma requerida de una lente escleral inicial. Tienen el potencial de proporcionar información directa e indirecta para la correcta adaptación.

Contorno esclerocorneal:

Numerosas investigaciones han dado luz para entender cómo es en realidad el perfil que forma la unión entre la córnea y la esclera. 

Teóricamente, podríamos pensar que el perfil de la unión entre la córnea y esclera tiene una forma marcada o cóncava, ya que el ojo es como un globo. Sin embargo, la unión parece asemejarse más a una línea recta en la mayoría de los casos.

De diversos estudios se concluye que la esclera es mucho más irregular y asimétrica conforme nos alejamos del limbo. Así, una misma geometría de lente escleral tendrá un comportamiento totalmente diferente si lo adaptamos con un diámetro de 16,00 mm y de 19,00 mm. Otro aspecto importante que se deduce de los estudios, es que la porción nasal es más plana que en los demás cuadrantes. Al ser más plana, la elevación sagital es menor. Se tiende a encontrar mayor presión de la lente en la escleral nasal que en la temporal. Esto puede inclinar la lente y descentrarla temporalmente debido a la diferencia de sagitas. Por todo ello, es muy importante tener en cuenta la sagita para una correcta adaptación.

Sagita:

La sagita geométrica de una superficie curvada es la distancia que hay entre el centro de su arco y una cuerda determinada. Depende del radio de curvatura, de la asfericidad de la superficie y del diámetro de la cuerda seleccionada.

Al adaptar lentes esclerales, tenemos muy en cuenta la sagita. Es el parámetro que mejor describe las características necesarias para controlar el abovedamiento de la lente sobre la córnea. Una lente escleral debe tener mayor sagita que la sagita ocular para crear el menisco lagrimal necesario. Esto es imprescindible para evitar así el contacto sobre la córnea.

Según los estudios, se puede considerar que la altura sagital en ojos normales y con queratocono es muy similar. El valor aproximado es de 2000 micras. Esos resultados resaltan que las diferencias de altura sagital entre un ojo normal y un ojo con queratocono se producen en la córnea anterior y no en la periférica, ni en la esclera anterior. Entonces, si se dispone de un equipamiento que pueda medir la altura sagital corneal en la cuerda de 10,0 mm. También se puede calcular el valor aproximado de la sagita total ocular para un diámetro escleral de 15,0 mm (diámetro que coincide con el de una gran variedad de diseños de lentes esclerales). Para ello sumaríamos el valor en micras de la sagita medida a 10,0 mm y la constante asumida de 2000 um.

Aparatos de medida:

Para medir la sagita del globo ocular , se utilizan diferentes aparatos y técnicas. Como hemos dicho, se puede calcular la sagita para la cuerda de 15,0 mm midiendo con un topógrafo la sagita para la cuerda de 10,0 mm y sumándole posteriormente el valor de 2000 um. Aunque existe mucha variabilidad, puede ser una aproximación válida. A través de OCT, también se puede calcular la sagita total ocular. En este caso, la limitación principal viene determinada por el diámetro de cuerda que podamos seleccionar. No todos los tomógrafos son capaces de alcanzar una cuerda de 15,0mm.

Recientemente, han aparecido dos dispositivos capaces de medir la elevación del polo anterior ocular (eaglet-eye® y sMap3D®). Con esta tecnología aparece un nuevo concepto llamado “perfilometría” capaz de medir el perfil esclerocorneal hasta 22,0 mm.

La perfilometría óptica es un método basado en interferometría sin contacto para caracterizar la topografía de superficie y poder mapear las superficies corneal y escleral. Las técnicas de perfilometría son capaces de obtener imágenes más allá de una cuerda escleral de 20 mm. Gracias a esta técnica, es posible extraer información específica sobre la forma de la córnea y la conjuntiva-esclera, basándose en los mapas generados por el perfilador.

La perfilometría, nos permite seleccionar el diseño más adecuado del área periférica de la lente. Con ello, se obtiene un mejor apoyo y una correcta estabilidad de la lente. 
Aunque son aptos para valorar la sagita en multitud de cuerdas, la toricidad escleral y otros parámetros, esta tecnología es todavía muy joven. No puede ser aplicada de forma estandarizada a todos los diseños de lentes esclerales con simples fórmulas y reglas.

Gracias a estos avances, se puede afirmar que las lentes esclerales diseñadas por un modelo matemático son una alternativa terapéutica segura y útil en casos de lentes de contacto de difícil pronóstico. Además, con el continuo avance tecnológico en los topógrafos de elevación corneal y escleral combinados, es posible obtener una visión más global de la superficie escleral con un moldeado personalizado en la lente elegida.

Estos avances han permitido nuevas adaptaciones exitosas de lentes esclerales, personalizando aún más los diseños existentes por parte de los laboratorios.
Pese a todo, todavía se siguen necesitando numerosos estudios que avalen todo lo aportado hasta la fecha para conseguir en un futuro mejor calidad y mayor cantidad de adaptaciones exitosas de lentes esclerales.

Si tienes dudas acerca de la adaptación de lentes esclerales, ponte en contacto con nosotros. El profesor Diego López Alcón estará encantado de ayudarte.

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¿Qué son las ectasias corneales? 

Hoy os queremos hablar sobre las ectasias corneales, pero para ello, primero os explicaremos qué es la córnea.

La córnea es una estructura del ojo que permite el paso de la luz desde el exterior en el interior del ojo y protege el iris y el cristalino, además de otras estructuras oculares. Posee propiedades ópticas de refracción y para garantizar su función tiene que ser transparente y es necesario que mantenga una curvatura adecuada.

Cuando se produce un adelgazamiento progresivo del grosor y, en consecuencia, un aumento de la curvatura natural de esta superficie, se origina una enfermedad ocular degenerativa denominada ectasia corneal.

Esta patología se puede generar por causas naturales, después de una cirugía refractiva contraindicada o por un traumatismo ocular.

¿Qué tipos de ectasia existen?

  • Queratocono: Es el tipo más común de deformación de la córnea y afecta a una de cada dos mil personas. En este tipo de ectasia, la forma de la córnea se va volviendo gradualmente cónica, el que provoca debilidad visual.
  • Degeneración marginal pelúcida: Aunque es menos frecuente, es más fácil de detectar que el queratocono. Se produce en la zona inferior de la córnea y se presenta en forma de bulto, generalmente en un solo lado, y ocasiona visión borrosa.
  • Queratoglobo: Es la afección más grave pero la menos frecuente. La córnea va adquiriendo la forma de un globo hinchado y el usual es que se deforme por los dos lados. Los pacientes con esta patología pueden acabar necesitando un trasplante de córnea.
  • Ectasia post-Lasik: Puede aparecer después de varios años de una cirugía Lasik a causa de un inadecuado estudio de viabilidad del caso prequirúrgico. En esta situación, la córnea se va deformando progresivamente y provoca un aumento de la refracción miópica y, además, puede estar vinculada al astigmatismo irregular.

¿Qué síntomas puede provocar una ectasia corneal?

Aunque existen diferentes tipos de ectasia corneal, todas suelen presentar los mismos síntomas. Generalmente son:

  • Visión borrosa
  • Manchas o sensación de destellos luminosos.

Ante cualquiera de estos síntomas es recomendable acudir a nuestro óptico optometrista de confianza para tener una detección precisa, puesto que la enfermedad no se suele detectar hasta que se encuentra en una etapa muy avanzada.

¿Cuáles pueden ser sus causas?

La principal causa de ectasia corneal tiene un origen genético. Puede aparecer si un familiar lo ha sufrido con anterioridad y, en este caso, suele manifestarse entre los 20-30 años y progresar hasta los 50. Otra de las posibles causas es la de sufrir un traumatismo a la córnea.

Ahora bien, el riesgo de sufrir ectasia, puede aumentar por los siguientes factores y/o motivos:

  • Frotarse los ojos de manera recurrente.
  • Cirugía ocular.
  • Uso de lentes inadecuadas.
  • Traumatismo ocular.
  • Factor hormonal.

¿Cómo ayudan las lentes esclerales en casos de ectasia corneal?

Hoy en día las lentes esclerales son la mejor opción para casos de ectasia corneal.

El depósito de lágrima que queda entre la lente de contacto escleral y la córnea proporciona la neutralización óptica de las irregularidades corneales, hidratación corneal en enfermedades de la superficie ocular y alta calidad óptica para aplicaciones visuales y terapéuticas. 

Además, la lente de contacto escleral no es molesta ya que no apoya sobre la córnea, sino sobre la esclera, lo que produce una sensación de comodidad mucho mayor que la lente de contacto rígida gas permeable convencional.

¿No encuentras a tu profesional especializado en lentes esclerales? ¡Hazlo en nuestro buscador! Si tienes cualquier duda o pregunta, puedes dejarnos un comentario en esta entrada del blog, y Diego López Alcón la contestará.

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Estructura de una lente de contacto escleral

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, una lente escleral es aquella lente de contacto rígida de gran diámetro que descansa únicamente en la esclera. La lente se apoya en la parte blanca del ojo y deja un reservorio de líquido lagrimal entre la lente y la córnea, por lo tanto no entra en contacto ni con la córnea ni con el limbo.

Una lente de contacto escleral, está compuesta de diferentes partes o zonas. Según la terminología de la International Organization for Standardization (ISO), podemos encontrar 3 zonas distintas:

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  1. Zona corneal: También llamada curva base, zona de separación apical o zona óptica entre otras. Es el controlador principal de la altura de la lente (máxima distancia descrita por una cuerda perpendicular al eje de rotación de una superficie, a la superficie curva). Modificando esta parte de la lente escleral nos acercamos o alejamos de la córnea con total precisión. Asimismo proporciona la potencia dióptrica.
  1. Zona limbar: También llamada curva limbal, zona intermedia o zona de transición. Une la zona corneal con la zona escleral, puentea el limbo y puede controlar la altura sagital de la lente de forma secundaria. La separación limbar es uno de los factores más importantes a evaluar durante la adaptación de lentes esclerales. Una lente escleral no puede apoyarse en el limbo ya que influiría en la transparencia corneal. 
  1. Zona escleral: También llamada zona de apoyo, periférica o háptica periférica. Es la única parte de la lente que toca el ojo. Aunque se llamen lentes esclerales, realmente se apoyan sobre la conjuntiva que existe sobre la esclera. La zona escleral debe estar alineada con la superficie ocular para que la lente sea cómoda. 

¿Conocías estos datos? Cada vez son más las personas que precisan de Lentes Esclerales y buscan contactólogos de confianza que adapten este tipo de lentes en su zona. 

Por ese motivo, en Lentes Esclerales trabajamos a diario para satisfacer dicha demanda. En concreto y más fácilmente, para que los pacientes dispongan de un buscador directo de especialistas en su ciudad.

Encuentra a tu profesional en nuestro buscador de profesionales. ¿Tienes alguna duda o pregunta sobre el tema? ¡Déjanos tu comentario en este blog y el profesor Diego López te responderá.