En el capítulo anterior, os he contado como han sido nuestras vidas antes de que nuestros caminos se cruzaran. Hoy os cuento como nos conocimos.
Como os he contado, yo terminé mi carrera de Óptica y Optometría en 1995. En 1996 empecé a trabajar en ópticas donde adaptaba lentes de contacto hidrofílicas. Cuando venía un paciente que no quería utilizar sus gafas, era nuestra primera elección. Por aquel entonces, los diseños que teníamos en el mercado eran muy básicos. También adaptaba algún diseño rígido, similar a las corneales que tenemos en la actualidad.
Antiguos amores
Cuando adaptaba lentes de contacto rígidas gas permeables (RGP) me sentía muy cómodo, nunca me ha dado miedo ninguna adaptación. Trabajaba mucho con la Rose k, una lente de RGP para casos de queratocono. Cuando venía alguien con esta característica, adaptaba esta lente de contacto corneal (que a día de hoy sigo utilizando en determinadas ocasiones).
Entre el año 2011 y 2013, estuve experimentando con lentes de contacto híbridas. Una lente de contacto de centro rígido y periferia blanda, más cómodas que las RGP. Había diferentes diseños: queratocono, post cirugía, multifocal, … Sin embargo, tenían ciertas limitaciones, se rompían con frecuencia en la zona de unión y apoyaban demasiado en la córnea. En resumen, veía que no era una lente perfecta, pero, también veía, que la contactología me llamaba muchísimo la atención.
Cuanto más investigaba, probaba y descubría, más me daba cuenta de que este campo me apasionaba. Poner algo en el ojo para mejorar la visión y la calidad de vida de los pacientes era lo que me hacía vibrar.
Flechazo
En 2013 me enteré de que venía a España por primera vez una lente escleral. Contacté con el fabricante de la lente y fui a la presentación y… ¡Salí maravillado! Ahí surgió el flechazo. Cuando salí sabía que eso, en el futuro, iba a ser grande, ¡lo tuve clarísimo! Aquel diseño inicial, ya obsoleto, fue una lente que me abrió los ojos y me asombró.
En lo primero que pensé fue en mis pacientes. Todos esos pacientes que tenían problemas con las lentes corneales: se le caen, se le mueven, le hacen herida, … Con este nuevo diseño, la lente no toca la córnea y pueden ver bien. Había oído hablar de ellas y sabía que existían, pero hasta que no las vi y las manipulé, no surgió el amor.
Con estas lentes vi la oportunidad de solucionar muchos de los problemas que no podía solucionar con otras lentes.
Cuanto más las conocía, más me enamoraba, entonces, lo segundo que pensé, fue en mis compañeras. ¡Quería presentárselas a todas y que las conocieran! Así que mi siguiente objetivo era presentarlas en sociedad, pero ¿cómo hacerlo? Eso os lo contaré en el próximo capítulo.
Fdo.: Diego López, un enamorado de las lentes de contacto esclerales.